lunes, 13 de octubre de 2014

LO QUE MÁS ODIAN DEL KIRCHNERISMO ES QUE ATENTA CONTRA LA CAJITA FELIZ

La cosa es así. Lo que a uno lo deja perplejo es que, siendo que ningún gobierno ha generado tantos negocios rentables, en el buen sentido de la palabra, a las grandes y medianas empresas -procurando de un tiempo a esta parte que el beneficio se extienda también a las pequeñas- como éste, ninguno haya sido tan combatido.

Sí, sí, el de Perón lo fue, pero en un lapso de tiempo mucho más corto que éste -se cayó antes, en ambos casos-.

Uno se pregunta por qué, por qué si este "modelo" les permite realizarse en su declamada función de producción y distribución de bienes, de mostrarse como lo que pretenden ser, grandes máquinas generadoras de bienestar.

Y la respuesta sale fácil, y es la del título: los grandes poderes económicos han basado la construcción de su poder tan desmesurado, tan dinosáurico, en la generación de algo que se me ocurre llamar "consenso inconsciente", el goteo en todos los ámbitos de la vida de que sólo hay una forma de vida y es la que sale en -para poner un ejemplo local- Clarín Mujer, Clarín Espectáculos, Clarín Ieco, y Clarín Countries, Clarín Pilar y Clarín Pilates. Y teniendo descuentos buenísimos con el club La Nación en precios previamente inflados un 200% por culpa de la shegua de Axel Moreno.

Y que fuera de esos ámbitos seguros está el "horas de horror en Tortuguitas" o donde toque ese día.

Ah, lo del título. Y sí, esa seguridad rayana con la felicidad comenzó a sembrarse en los indefensos inconscientes, con la Cajita Feliz.

Vas al mundo Mc de niño, en donde te desea y hace desear la Cajita Feliz hasta llegar al mundo Mac de grandes, con las Cajitas Felices de Ayfon o Aypod, siempre encerrado en esa única vía.

Y shega la shegua y te hace el canal Encuentro, y Paka Paka, y Tecnópolis, y Acua y CDA y obliga a esas máquinas de la alegría a enfrentarse a la alegría de lo real, de lo temporal que te plantean esas experiencias mediáticas alternativas, que intentan, noblemente sin ernestinas ni herreras de de contarte cómo fue y cómo es para que vos puedas y sobre todo para los que están creciendo puedan elegir sin estar sometidos al deseo de una felicidad encerrada en una caja de cartón y plásticos inyectados, poder vivir y elegir en libertad y conocer lo que hace feliz y lo que hace infeliz y saber que el sufrimiento existe existió y existirá y crecer con las herramientas para mitigarlo y hasta a veces eliminarlo mire. Sin que esa caja de cartón, la Cajita Feliz se transforme en el chantaje que conduce al encierro en el mundo Clarín y en esas cárceles erizadas de alambradas y vigilantes armados idénticas a lo representado en el Truman Show, gigantescas Cajitas Felices por fuera de las cuales todo es miedo, horas de horror vividas por una familia de Tortuguitas.

Y, que lo olvidaba, lo más importante, esa seguridad garantiza que te comas, toda la vida y sin discutir esas tóxicas formas de muerte de seudo carne y seudo verduras encerradas entre masas de blancas y adictivas y adiposas harinas.

Que toda la vida las desees, hasta toda la muerte.

Y eso es lo que pone en riesgo el kirchnerismo.

El enseñar a los que vienen, que hay vida por fuera de toda esa muerte.

Esa muerte que asoma, sonriente, del feliz paralelepípedo de sucio, grasiento cartón.

RH



1 comentario:

  1. Excelente.
    Lo triste es que muchos siguen sin darse cuenta y no paran de clarinear.

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