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lunes, 26 de diciembre de 2011

Qué manera de decir tonterías, JP Feinmann


Y, sí, viejo.

La verdad es que ya es llamativo que se vaya a dar una extensa entrevista a La Nación, que, justo Usted, sabe perfectamente quienes son, su historia  mít(r)ica, su posición en todos los episodios trágicos de la historia de nuestro país.

Está bien, imaginemos que Usted considera necesario que de vez en cuando hay que cruzar a la otra orilla, a ver qué hay por ahí. Pero en estos casos es obligatorio recordar que desde esta orilla lo estamos viendo. Recuerde que ellos son los que se fueron a la otra orilla ¿eh? Desde siempre, desde Cepeda, y siguieron y siguieron...Siempre pocos, siempe enfrente. Siempre con los pocos que se llevaron todo, a sangre y fuego.

Pero Usted opta por un tono amable, distendido... como si estuviera charlando con alguien que no va a aprovechar cada resquicio de lo que Usted dijera para hacer la mayor cantidad de sangre posible.

Y Usted dejó resquicios, muchos. Grandes. Que son tonterías productos de su mala información, de su no estar en el mundo como casi obligación. Pero que conducen a conclusiones estúpidamente delirantes. Por caso (ahora vienen citas que no son una transcripción de la entrevista, son de memoria, quévasé), "cuando Kirchner se compró el hotel en 2 mil millones de dólares" (o algo así), y que lo llevan a decir, claro, "Cristina podría donar 10 millones de dólares para hacer un barrio". ¡Qué tontería! Porque sigue "Cristina no hace eso (que debería hacerlo, ya que le sobra tanta plata, se infiere), pero bueno, va a organismos internacionales y hace y dice tal cosa" (que son buenas en el discurso de Feinmann).

Y no Feinmann, el hotel no era de 2 mil millones de dólares, era de 2 millones... En plata, tienen de acuerdo a la sucesión, 25 millones de pesos entre depósitos y plazos fijos, que son unos 6 millones de dólares, y digo lo de los dólares porque Usted pretende que Cristina done 10 para hacer un barrio... Tendría que vender algunas propiedades, o acciones...

Feinmann: acá tiene fotos de los hoteles y propiedades, y acá, los datos de Perfil sobre la sucesión de Kirchner. Mire las fotos con calma y piense ¿Cuántos hoteles vio así en Villa Gesell, en Pinamar? ¿Pensó alguna vez que los dueños son multimillonarios, que podrían regalar 10 millones de dólares para construir un barrio?

No vamos a entrar en defender o atacar o poner en duda las declaraciones patrimoniales de "los K". De lo que se trata es que Usted, con los datos existentes dice estas tonterías, y las dice en La Nación, y naturalmente, nadie en La Nación lo corrige ("oiga don Feinmann, son dos palos, no dos mil palos"), sino que por el contrario, se regocijan porque Usted termina dándoles el título soñado.

Y no sólo eso; les da mucha más letra, como cuando habla de Moyano y dice, sin dudarlo, que Moyano llamaría a Duhalde. ¿No se da cuenta que eso es insostenible? ¿Por qué llamaría a Duhalde, si acaba de haber elecciones y la CGT no apoyó a Duhalde? ¿Por qué lo haría ahora?

Frente a La Nación, Usted quiere dejarlo claro: "no se confundan, Moyano no es rubio de ojos azules, Moyano sigue siendo negro". Porque así suena...

O cuando dice que no escuchó ninguna idea de La Cámpora, o de alguien de La Cámpora... ¿De qué habla (o no habla)? ¿De que no escuchó a ninguno hablar de algo que le interese a Usted?

O peor: ¿No será que no escuchó, por su "no estar en el mundo"? ¿Por NICHT DASEIN?

Todo bien, pero... un poco de prudencia ¿no?

Acá - ojo - no se trata de que no se pueda disentir; se puede y se debe, porque así se camina. Esta máquina funciona a discusiones, a fricción, como esos autos de chapa de cuando yo era chico.

Pero desde ya que esas discusiones, esas fricciones, no motorizan nada planteando a La Nación como testigo y árbitro. Más bien al contrario, abren grietas donde no las había, inútiles, innecesarias.

Porque para muchos, "si Feinmann lo dice"..., ni se tomarán el trabajo que uno se toma de buscar cifras y fotos para saber de qué habla Feinmann. La Nación se sacó la lotería. Usted pasa a ser un nuevo Sarlo, otro intelectual progre que desenmascara la hipocresía K.

¿Y ahora qué hacemos, Feinmann?

Parafraseando a Paenza... Feinmann, bist du da? ¿Estás ahí?

RH

PD: Tal vez a algunas personas este texto les pueda parecer irrespetuoso, petulante... Lo siento si es así. Pasa, sencillamente que cuando a uno le pegan un pisotón, así, de sorpresa, chilla.

Qué vasé