jueves, 18 de febrero de 2010

Macri, un discípulo de Bush en más sentidos que los evidentes

Hace unos años, el huracán Katrina arrasó la ciudad de Nueva Orleans.

Partes importantes de Nueva Orleans se encuentran bajo el nivel del mar, por lo que la ciudad contaba con un sistema de compuertas y terraplenes como defensa contra las subidas del Misissipi, producto de la entrada del mar en su desembocadura en situaciones meteorológicas adversas.

Unos meses antes de la catástrofe, la entidad encargada de vigilar el estado de dichas defensas advirtió al gobierno federal que dichas defensas se encontraban muy deterioradas y que era necesario acometer obras de mantenimiento en las mismas, que costarían unos 10 millones de dólares; una cifra ridícula comparada al presupuesto general de la nación e ínfima comparada con la que habría que gastar en recuperar los daños de una posible catástrofe. Es menos de lo que cobra en un año una estrella de la NBA, y la mitad de lo que cobra CR en el Real Madrid. Y por supuesto ni pensar en su relación con el gasto militar.

En nombre de una supuesta austeridad la partida presupuestaria fue denegada; pocos meses después la ciudad quedó anegada, arrasada, miles de muertos negros y pobres dan testimonio de las consecuencias de dicha austeridad.

En Buenos Aires, hace unos meses la Auditoría del gobierno de la ciudad advirtió al mismo que los sumideros se encontraban en muy mal estado de limpieza y mantenimiento, por lo que no se encontrarían en situación de absorber un volumen de lluvia intenso.

Caso omiso.

Las consecuencias son las que fueron.

Imaginemos que en lugar de una hora, hubiera llovido 21 horas, como en la tormenta del 85; 700 milímetros en lugar de 90. En realidad, resultan difíciles de imaginar las consecuencias.

Las excusas de Macri son busheanas en su puerilidad criminal; el servicio meteorológico no avisó a tiempo, con lo que podría concluirse que de haber avisado antes la ciudad hubiera limpiado en esas horas los sumideros que llevaban meses de deterioro; y por otra parte, decir que en el 2011 esto ya no ocurrirá por las obras hechas con su juguete, la tuneladora amarilla, cosa que tampoco se sostiene porque si los sumideros están tapados, por más túnel aliviador que haya la ciudad se inunda igual.

La realidad es que a estos macribush hijos de macrisbushes sólo les interesan los artefactos grandes y caros, una tuneladora, un avión de guerra, y las reconstrucciones de cosas muuuy destruidas. Lo del día a día, lo que ocurre junto a los sumideros es extremadamente aburrido y no merece mayor atención, sobre todo, porque es barato ¿A Halliburton le hubiera interesado hacer una obra de 10 millones de dólares pudiendo hacer las de miles de millones que, siguiendo el modelo de lo ya practicado en Irak (destruido por Bush y reconstruido por la empresa que anteriormente dirigía Cheney) podrían obtener? No, y razón tenía: obtuvo enormes partidas para la reconstrucción de Nueva Orleans, al punto de que la revista satírica The Onion publicó que la mentada empresa había obtenido del gobierno un contrato por 110 millones de dólares...¡ para extraer los dientes de oro de los muertos por Katrina! (juro que no habíamos leido esto cuando publicamos lo de Anne Krueger en "Jaja, Gil Lavedra").

Habría que preguntarse cómo se reparten los beneficios de la reconstrucción de nuestro pequeño desastre; los hijosde ostentan la misma peligrosa, conveniente ineptitud y mitomanía.

Esperemos que después del 2011 el nuestro sólo sea un mal recuerdo.

R.H.

2 comentarios:

  1. Si ya te secaste por la inundación y te volvió la luz, ¿por qué no pasás un momento ameno leyendo la biografía de Macri?
    www.kikitodulce.blogspot.com

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  2. Es verdad,pero esto a los medios no le importa publicarlo, ahora yo me pregunto¿al oficialismo tampoco? Creo que algo esta "no funcionando"
    Gra

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