Esta tarde fue mi mujer a buscar a su madre a la San Carlos de Caballito.
Ese es el punto de encuentro con las "chicas", sus compañeras de yoga.
Media de edad: 80 años (ella es la piba, sólo 78).
Antes de irse:
"Me voy corriendo porque no me quiero perder 6-7-8. Chicas, tienen que ver ese programa, está muy bien ver las cosas desde otro punto de vista."
Murmullo entre las interlocutoras, hasta que alguna se atrevió:
"Sí, yo también lo veo de vez en cuando"
En ese pequeño universo de octogenarias de Caballito también se gesta un cambio.
Y entonces, uno se da cuenta que eso que uno escuchó mil veces, pero pocas veces lo vio, se está cumpliendo:
Se puede mentir a algunos todo el tiempo.
Se puede mentir a todos un tiempo.
Pero no se puede mentir a todos todo el tiempo.
Ahora hay que convencerlas de que vayan a votar porque están excentas. Toda una tarea.
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