Velar por la seguridad ciudadana no es patrimonio de la derecha política, o no va a serlo más. Eso parece decir la actuación de la ministra de Seguridad, Nilda Garré, que:
“… dio un nuevo paso en la renovación de la Policía Federal y en las estrategias contra el delito en el distrito porteño: ayer dispuso el cambio de jefes en 48 de las 53 comisarías de la Ciudad de Buenos Aires. En esa renovación, habrá 36 seccionales con jefes nuevos, 12 con titulares que provienen de otras comisarías y sólo cinco que se quedan donde están. Garré hace así una fuerte demostración de que continuarán como jefes sólo los que mantengan bajos los índices de delitos en su zona y se muestren activos con procedimientos para esclarecer casos, prevenir hechos y realizar las detenciones que correspondan. Los que no respondan a esos parámetros o se los vincule con fuentes de recaudación ilegal serán desplazados. El mensaje es que no hay autogobierno de ninguna fuerza federal, sino que la conducción la ejerce el Poder Ejecutivo.” (…) “En las próximas semanas, el Ministerio de Seguridad completará la renovación con otra iniciativa de máxima importancia: el fortalecimiento de los foros de seguridad ciudadana que, de hecho, serán un fuerte control sobre las comisarías.”
Los cambios comenzaron apenas instalada la ministra, en medio de la toma del Parque Indoamericano:
“La renovación de la Federal empezó de arriba, con el jefe y el subjefe de la fuerza: salieron Néstor Vallecas y Jorge Oriolo y en su lugar fueron designados Enrique Capdevilla y Alejandro Di Nizo. El siguiente paso fue el cambio de los superintendentes, hombres clave de la fuerza, ya que están a cargo, por ejemplo, de Seguridad Metropolitana, es decir de todas las comisarías; Investigaciones, Delitos Complejos, Asuntos Internos, Científica, Instrucción y varias otras. Pero la ministra no sólo produjo los cambios sino que dejó en claro que incluso los nuevos serán desplazados en caso de anomalías: en los últimos meses ya fueron relevados dos superintendentes, el de Seguridad Metropolitana y el de Asuntos Internos.”
El objetivo es claro y nos debe importar a todos:
“…ubicar a cuadros relativamente nuevos en puestos de mayor responsabilidad, pero también dejarles en claro que si no mantienen bajos los índices de delito y si no realizan procedimientos, serán seguramente desplazados. También una razón para el recambio es romper con los acuerdos de recaudación ilegal que, por lo general, traban los titulares de seccionales que llevan mucho tiempo en el mismo puesto.”
El equipo de la ministra tiene un “plan” pero en este caso nos lo dice y lo hace:
“…en estos meses se hicieron inspecciones a las comisarías en las que se fueron evaluando los niveles de eficiencia, cantidad de personal en la calle y en la propia seccional, patrulleros inactivos y otras evidencias de rendimiento. Junto a ese trabajo se viene preparando el lanzamiento público de los foros ciudadanos de seguridad, pero en toda la previa de ese lanzamiento ya se recogieron comentarios y opiniones de los vecinos sobre la actuación de cada comisaría y el servicio de seguridad en cada zona.”
“En el Ministerio de Seguridad igualmente hicieron un trabajo en base al mapa del delito que existe hasta ahora. En algunas zonas quedó expuesta una reiteración de patrones de delito. Eso resultó un parámetro decisivo para la remoción de varios jefes. Asimismo hubo dos comisarías con más de diez denuncias de apremios ilegales. También esos jefes dejaron ayer sus cargos. En las próximas semanas se hará el anuncio de los nuevos subjefes de las comisarías y, en ese momento, podrían ser pasados a disponibilidad varios comisarios, mientras que otros de los que dejaron sus cargos ayer tendrán nuevos destinos, aunque ya no en seccionales.”
Para eso, hay que poner en orden la casa:
“Así como a nivel nacional Garré sostuvo el martes en el Consejo de Seguridad Interior que es imperioso actualizar y precisar el mapa del delito, en el distrito porteño se está trabajando en lo mismo: establecer datos reales, zona por zona, de cada uno de los delitos. Y en ese terreno estará una de las evaluaciones primordiales: bajar los índices. También se tomará como base de exigencia la cantidad de horas-hombre en la calle, de patrullajes, esclarecimiento de hechos y procedimientos preventivos.”
Los datos pertenecen a una nota de Raúl Kolman aparecida hoy en Página 12 (del 31-03-2011) que merece ser leída entera. Queda perfectamente claro que primero había que revisar la fuerza encargada de mantener la “seguridad” en parte porque no hacerlo sería ser cómplice de lo que todos sospechamos de la Policía, y también porque no hacerlo torna imposible encarar una política global y de largo plazo que de respuesta a la demanda de la población.
Tomá mate, esta vez va en serio.
Edelmiro F.
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