La sociedad Mont Pelerin fue fundada en 1947 por Friedrich Von Hayek, "para defender los valores de la libertad" frente a la marea roja que se venía por aquellos años. Con el paso de las décadas, de esa posición defensiva inicial los postulados de dicho núcleo de pensamiento fueron ganando posiciones, hasta que llegaron al poder absoluto con la asunción de Reagan en el 80 y la consiguiente desaparición de la marea roja.
A esta sociedad pertenecía Milton Friedman, el factótum de la Escuela de Chicago, tristemente conocido por estos lares por la actuación de Martínez de Hoz y sus "Chicago Boys" durante la dictadura.
Para entender mejor los valores que defienden estos señores, transcribo un párrafo de la columna de Sandra Russo de hoy en P12 "Keynes vs. Hayek".
Para Hayek, el mercado era una “fuerza natural”. Habla de él hasta con cierta lírica, y no importa qué es lo que haya que sacrificarle: el mercado es un dios pagano que exige víctimas propiciatorias. Lo extremo del pensamiento de Hayek fue creer a rajatabla en la sabiduría de los movimientos intestinales del mercado, casi se diría que los confundió con una coreografía celestial. Sin insistir demasiado en la fe democrática, Hayek sí insistió en la idea de mercado como una matemática con leyes propias a cuyo ritmo las sociedades deben abandonarse: éstas son, más específicamente, “las leyes de la desigualdad”.
Dando "formalidad" a estas "leyes", Hayek ganó el Nobel de Economía en el 74; Friedman en el 76. Y ahora, como vertiente "humanista", el Nobel de Literatura para Vargas Llosa.
Se nos presenta entonces un cocktail casi infalible, que es el de "leyes de la naturaleza", enunciadas por "Premios Nobel" -Hayek, Friedman, Vargas -. Es decir, lo más del Universo -la naturaleza- con lo más de la "sabiduría en la Tierra", los premios Nobel. Y sobre eso se encaraman, para convencernos, pero sobre todo convencer a quienes detentan el poder en los Estados -democráticamente, en EEUU y Europa, por la fuerza en el resto del mundo- de que "lo natural" es que ellos, como "fuerza de la naturaleza", no tengan límites en su ocupación del territorio/poder económico.
Los premios Nobel nos dicen: "La naturaleza es así, hay desigualdad, y está mal contradecir a la naturaleza".
Estos asertos lo obligan a uno a pensar. Y pensar implica ponerse en lugar del otro, seguir su línea de razonamiento. Mmm, la naturaleza. ¿Es realmente así? A ver, lo que ellos plantean, es que la naturaleza es así, cruel, salvaje, selección natural; ellos son los leones que el mercado-naturaleza puso ahí, y no debe intervenirse; es antinatural.
Sin embargo, a mi me parece que de lo que ellos hablan es de un mínimo subconjunto de lo que es el conjunto que engloba todo, la naturaleza. Y además, en la línea temporal, también el corte es artificial, "antinatural". Porque si siguiéramos estrictamente su concepto de "la ley natural"-no debe intervenirse-, no hubiéramos hecho diques, no hubiéramos recogido semillas para plantarlas a nuestra conveniencia en tiempo y lugar, no hubiéramos recogido piedras y ramas para colocarlas apiladas para refugiarnos. Y hoy no debería haber servicio meteorológico.
Por otra parte, resulta llamativo que casualmente estas personas, que llaman a seguir "la ley natural", sean las que monopolizan todo aquello que significa "dominar" la naturaleza; la extracción de petróleo y minerales, la producción de energía, y determinar como se utilizan esos recursos y quienes se benefician de ellos y quienes no, a través de esos acumuladores de energía potencial -el dinero- que son los bancos.
Volvamos a la naturaleza. Ellos, los leones, deben ser libres de cazar, el Estado no debe intervenir; por el contrario, debe retirarse. El mundo es su territorio de caza.
Y el triunfo momentáneo de esa idea tan errónea, tan falaz, tan parcial de la naturaleza fue conseguida por la fuerza militar de los Estados que coparon. Y en ese coto creado por la fuerza cazaron, cazaron, cazaron; y comieron hasta hartarse, y cuando ya estaban ahitos siguieron cazando por puro instinto depredador, dejando los cadáveres a medio comer dispersos por todo el mundo hasta agotarlo y dejarlo sumido en la crisis en la que éste se encuentra.
Pero... en la naturaleza hay algo más que leones. Mucho más. No sólo eso. Está demostrado que los leones han estado mucho más extendidos de lo que lo están ahora; había leones el doble de grandes, con melena y todo, en el continente americano. Sin embargo, se extinguieron. Naturalmente. Y si pensamos en los leones de África, los que quedan, podría decirse que quedan -vaya paradoja- quedan gracias a la intervención de los Estados.
Muchos están asombrados por la inconsistencia que reveló Vargas Llosa al intentar defender los postulados neoliberales durante sus intervenciones en su visita a la Argentina, y más concretamente en la entrevista que le hicieron Martin Granovsky y Silvina Friera para Página 12. Y, en realidad, no podía ser de otra manera. Porque el "sustrato teórico" de la ideología neoliberal es un armazón vacío sólo enunciado, en estos tiempos de discursos, para tratar de conseguir para esos pocos integrantes de esa suerte de "Club de Leones"-que eso y no otra cosa son las Mont Pelerin y otras fundaciones del mismo corte- la impunidad para continuar con la depredación del planeta y sus gentes.
Vargas Llosa no dijo prácticamente nada porque no hay nada qué decir frente al tremendo peso de los hechos.
Y es natural que así sea.
Como es natural que ahora nosotros, las hormigas y las cigarras, las abejas y las ovejas, por la fuerza del número y de la solidaridad vayamos recuperando nuestro territorio, sembrándolo y construyendo en él para que todos podamos disfrutarlo. Y que los leones sean la curiosidad que son, confinados en sus clubes de leones, publicando sus boletines de leones a través de los cuales, cada vez más desdentados, tratan de denigrarnos. Estos días tuvimos la oportunidad de ver a uno; ya casi no quedan ecos de sus patéticos rugidos de fiera derrotada y confinada.
Ahora olvidémoslo, que tenemos mucho que hacer.
RH
Excelente comentario. Esos rugidos son los de Animal Planet
ResponderEliminarSi Vargas Llosa fuera león, por lo menos, pero es un mero propagandista de los leones. Es como un pajarito que canta lindo y viene a contarnos a todos que los leones son buenos, que ahí vienen y que lo "natural" es que nos dejemos comer. Y ojo, no vayamos a ser tan maleducados de enfrentarlos, ¿eh?
ResponderEliminarAcá hay un gran análisis de esa entrevista a VLl, lo recomiendo: http://latinoamericanoargentina.blogspot.com/2011/04/que-poquito-mario.html
Y perdón por la extensión, pero hace poco discutía con un tipo que me decía que el problema del sistema de reparto del estado era que se había quebrado el contrato intergeneracional cuando se incluyó entre los beneficiarios a tipos que no habían aportado o que no habían aportado el total.
Un claro ejemplo.
Extiéndase tocayo todo lo que quiera y más. Qué pelotudez lo del contrato intergeneracional; por lo menos, ese contrato. No se preocuparía tanto cuando se quebraba el contrato desindustrializando el país y endeudándolo... Después leo su recomendación
ResponderEliminarAbrazo a ambos. Me siento a sufrir con River