ERROR-ERROR-ERROR-ERROR

Me equivoqué, y mucho, muchisimo.

Quise ver donde no había.

Hay lo que hay.

Quise ver que "la gente" había despertado. Y "la gente" no despierta.

Fui fiscal ayer, y no me limité a ir viendo, sino que estuve todo el día en una mesa en Caballito, ayudando al presidente y la suplente con quienes formamos un buen equipo, recibiendo los DNI's y buscándolos en la lista, etc. Y la mayoría de "la gente" era encantadora, sonrientes, agradecidos al buen trato y buena onda que pusimos.

Y después contamos los votos.

145 para Macri, 99 para Filmus, 45 para Pino, y el resto casi nada. 

Y esta mesa no fue la peor; la de al lado fue 140 a 77, una en la que los votantes fueron maltratados sistemáticamente por el presidente, y el conteo se realizó con la prefectura en la puerta, porque el presidente era un psicópata y no dejaba a loa fiscales generales entrar y salir (como era nuestro derecho). Podría llegarse a la conclusión fácil de que al maltratarlos, cumplían sus expèctativas de que el Estado (y los políticos) eran malos, y Macri no. Pero es una muestra muy chica

Y así por todo el colegio

Y entonces, la primera reacción tragicómica fue decir "no vuelvo a sonreírle a nadie!!!".

Después tragarse el sapo de verlos bailando con Gilda.

Después, despertarse a las 4 de la mañana y no poder dormir durante unas horitas.

Y en esas horitas, pasar por todos los estados de ánimo. Y darse cuenta.

Ver con claridad en dónde había confundido tan brutalmente deseo con realidad.

Tantas cosas que son tan obvias desde que nací y que, imbuido en este espíritu épico que nos llena, soslayé.

A la gente no le importan los hospitales, sólo los usaron en el 2002 y se pusieron como locos por como estaban, cuando en el 2003 comenzaron a recuperarse, chau hospitales.

A la gente no le importan las escuelas públicas por idem.

A la gente no le importa que las veredas estén hechas mierda porque siempre estuvieron hechas mierda, y además, tienen cada vez más coches y ven las veredas cada vez menos.

A la gente no le interesa que les vaya bien gracias a las políticas implementadas desde el gobierno nacional; la gente cree que si le va bien es por sus méritos y que no tiene que dar las gracias por eso; (lo cual es bastante razonable) y por el contrario, cuando se le hace notar eso, se genera aún más rencor. ("¡No me hables de esa!")

Una tragedia, en el sentido de que puede decirse que todos los implicados (la gente y nosotros) tienen razón.

Porque por ejemplo surge la tentación de pensar "que el Gobierno nacional no haga más nada en esta ciudad de mierda, que se arreglen".

Pero no, no es así. Lentamente se va abriendo paso el otro pensamiento, que es que la gente vive en su día a día, la política no es importante para ellos mal que a uno le pese ni lo será nunca, que su vida pasa por sus cumpleaños, sus asados, sus compras, sus viajes, sus nacimientos y sus muertes.

Y que si le va bien dentro de ese curso vital, para qué cambiar en algo tan secundario en sus vidas como unas elecciones. Porque así es la vida en las ciudades; a menos que haya una inundación o un terremoto.

Incluso, pensar que esos que nos bailaban ayer en las narices eran tan pocos -e incluso menos- que los que estamos amargados.

Así que trato de reconstruir mi pensamiento en ruinas, y retomar lo verdaderamente importante, que es seguir intentando sacar a los náufragos de esta sociedad de las aguas cenagosas a las que fueron confinados durante décadas, y seguir subiéndolos al barco. Y si los que uno sube al barco después votan a Macri o un equivalente, mala suerte. La parte de uno está cumplida.

No enojarse más. La gente es así. Y en las próximas elecciones, seguir sonriéndoles.

RH