miércoles, 9 de enero de 2013

Acá ya no se puede vivir

EL PERSEGUIDO INMÓVIL

En una silla, en medio del parque, una pierna cruzada, la mirada perdida en el vacío:

“Me siento perseguido. Acá ya no se puede hablar.”

Los transeúntes, que hasta el momento sólo habían cuchicheado al reconocerlo al pasar, comenzaron a detenerse ante lo que parecía un intento de comenzar una declaración.

“Me persiguen” repitió, mirando a su alrededor, sin moverse de la silla.

El público, poco numeroso de momento, miró también por el parque buscando el motivo de preocupación de la estrella. Unas madres con sus vástagos jugando, algunas parejas jóvenes.

“Acá si hablás, te mandan a la AFIP. A mí en el 2008 me mandaron a la AFIP. Y desde ese entonces, que tengo miedo. Cinco años con miedo, de que me manden a la AFIP de nuevo. Yo antes, cuando hablaba, no tenía miedo, y nunca me habían mandado a la AFIP. Ahora desde ese entonces, siempre que digo algo, siempre que digo lo que pienso, pienso, ¿y si me mandan a la AFIP otra vez? No somos libres. Yo estoy censurado en la TV Pública. Cada vez que trabajo ahí, tengo miedo. Cada vez que me hacen un reportaje ahí, tengo miedo. Miedo de que me manden a la AFIP. Cuando digo lo que pienso, pienso ¿y si no me dan más trabajo? Imagináte, yo que nunca dejé de trabajar, llevo cinco años trabajando con miedo. Preguntándome ¿y si ésta es la última vez? ¿Y si la próxima vez que trabajo, me mandan a la AFIP? Todo por decir lo que pienso. Lo que pienso, es que acá ya no se puede hablar. Porque si hablás, te mandan a la AFIP. Esto es una persecución.”

Suspiró, descruzó la pierna y apoyó ambas manos sobre los muslos. Perezosamente volteó su cabeza a un lado y otro, mirando sin ver a la multitud que se iba agolpando a su alrededor. “Así no se puede vivir, en este estado de persecución continua. Como yo hay muchos, millones. Todos, que cada vez que hablan, tienen miedo. Miedo de que les manden a la AFIP. Todos tenemos miedo. Esto es una dictadura. Yo no puedo hablar. A ver si a la presidenta, le mandaron alguna vez a la AFIP ¡Con todo lo que habla por la cadena nacional! Es una vergüenza que ella, con toda la plata que tiene, que se ve en las declaraciones juradas, pueda hablar por la cadena nacional, sin miedo que le manden a la AFIP”. Se inclinó un poco hacia adelante, como si fuera a levantarse. Sólo se acomodó un poco los pantalones, y volvió a apoyarse en el respaldo de la silla. Resopló. “Alguien tiene que hacer algo. Esto es una persecución interminable. Una represión absoluta, nadie puede hablar. Miren si no las cifras de recaudación de la AFIP ¡Récord de recaudación! ¡Con la plata de nuestros impuestos! Eso demuestra que esto es una dictadura. Si hay récord de recaudación, es que ya no se puede hablar. Yo no puedo hablar. Porque si hablo, me mandan a la AFIP. Ahora tengo que hacer otro trabajo en la TV Pública, donde estoy censurado, y ya tengo miedo. Ya estoy sufriendo. Sufro por este país, en que la gente de bien, la gente que quiere trabajar, tiene que estar con miedo. Miedo de que le manden a la AFIP. Esos que cobran los subsidios, esos que mantenemos con nuestros impuestos, no tienen miedo. A esos lugares en donde viven no va la AFIP, porque ahí te matan por cualquier cosa, entonces no tienen miedo. Están acostumbrados a vivir así.” Chasqueó la lengua con disgusto, volvió a mirar a su alrdedor, y miró con gesto acusatorio a uno que tenía aspecto de subsidiado. “Hay que hacer algo. Hay que salvar a este país de esta dictadura. Voy a llamar a los periodistas, ellos tiene que saber que ya no hay libertad. Se lo tienen que decir al mundo. Ellos tienen miedo, como yo, lo dicen todos los días. Pero si les mandan a la AFIP, el dueño del diario no la deja entrar y ya está. Con ellos no se atreven. Una vez se la mandaron, y al rato se tuvieron que ir. Pero igual los periodistas tienen miedo. Lo dicen, tengo miedo. Porque… por ahí les mandan a la AFIP a la casa. Imagináte el momento de terror en la familia. Por ahí tienen hijos chicos. Ya no se puede vivir. Por eso muchos usan seudónimo. Por miedo a la AFIP. Entonces con seudónimo, la AFIP no puede hacer nada. Yo tendría que haber usado seudónimo, pero ahora ya es tarde. Ya no soy libre. Soy prisionero de mi fama. Cada vez que digo lo que pienso, de la presidenta o de alguno de la Cámpora, tengo miedo. Y saben que soy yo, que fui yo. Es terrible, esto de hablar con miedo, y sin seudónimo. Alguien tiene que hacer algo. Ya no hay libertad. Alguien tiene que hacer algo. Por suerte tenemos a los jueces. A esos no les pueden hacer nada. Los protege la justicia. Pero seguro que tienen miedo. Imagináte qué vida viajando por el mundo, y tener que estar pensando si esta dictadura les cambia la ley y tienen que empezar a tenerle miedo a la AFIP. Ahora no, pero si las cosas siguen así… Igual, ellos saben defenderse. Ellos están por encima de ley, como estábamos nosotros antes. A ver si echan una mano para abajo y nos vuelven a subir, que les debe quedar lugar por ahí arriba, por encima de la ley. A unos cuantos ya los subieron. Por ahí es cuestión de esperar. No sé si podré aguantar mucho más, con tanto miedo. Voy a llamar a los periodistas, para que sepan como me siento, como nos sentimos los argentinos. Porque esto es una dictadura que no se aguanta más. Voy a llamar”.

Y con gesto decidido, metió la mano en el bolsillo de su blazer, sacó su celular y activó la marcación por voz mencionando el nombre de un conocido y perseguido periodista. Mientras esperaba que lo atendiera, su mirada volvió a observar con reproche al individuo con aspecto subsidiado.

La tarde fue cayendo sobre el parque, sin incidentes dignos de resaltar

RH

1 comentario:

  1. POR ESO RICARDO CLARIN SALIO A HABLAR, NO SE PUEDE VIVIR EN ESTE PAIS, MEJOR ERA ANTES NO?? NUNCA DIJO NADA RICARDITO CLARIN ANTES, PORQE SERA?? AH, ME OLVIDABA, A PESAR DE SER DISCAPACITADO A RICARDO SE LO VE BASTANTE BIEN.

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