Me sale así, en medio de tantas cosas tan distractivas que nos tiran todo el tiempo los malos.
Y es para distraernos de esas cosas justamente. De qué dirá usté, justamente.
De que se dijo, y ahora está más claro que nunca que era cierto, que el objetivo de establecer retenciones móviles a la exportación de alimentos era para desvincular los precios internos de los precios internacionales, capricho estos últimos de especuladores sin relación con las realidades sociales y productivas de por aquí que es donde se producen esas cosas tan alimenticias.
O sea, el objetivo de la 125 fue que las apetencias de los chanchos chinos -tan cacofónicos los chanchos chinos chabon- no determinaran cuánto le cuesta comer a alguien en Monte Chingolo, en Monte Castro o en Monte Hermoso. Mejor dicho: que lo que un especulador de Chicago opine que deben pagar los chanchos chinos sea lo que ya le dije.
La cuestión es que no hubo retenciones móviles, y hay que pagar para comer lo que dice el señor especulador de Chicago y sus socios de acá de las diferentes rurales o federaciones agrarias empresarias que la van de pobres pero ya los conocemos porque acá nos conocemos todos aunque seamos muchos.
Y entonces encima de todo, le echan la culpa al gobierno y al Indec de lo que aumentan las cosas unos señores que prefieren vender todo afuera por lo del especulador de Chicago y sus chanchos chinos che. Y así me cuesta el triple el queso, o el cuádruple, y unos señores de la Sereníssima insultan mi inteligencia inventándose lo del Cremón o lo del Grana Pampeano, mala copia nominal del Grana Padano, vulgares quesos de rallar ambos, ricos pero que no vale 120 pesos el kilo más que porque no hay retenciones móviles, caradurez, invocaciones al Indec y Moreno mientras cuentan la plata que le dan los incautos amargados que le protestan al Gobierno mientras ellos y ellas llenan bien llenos los bolsillos de Mastellone.
Usté por ahi se perdió en estas disquisciones bastante sonoras, pero se lo resumo: las retenciones móviles eran posta, hubiera habido muchos menos aumentos de precios y los mismos malos humores, porque clarinmente esta gente nunca dejará de quejarse y de intentar que seamos invisibles, incoloros inodoros e insípidos.
No lo conseguirán. Nosotros, por ahi, podremos replantearnos lo de las retenciones móviles; esto dicho megalómanamente, para que algunos de sus amargos medios diga "bloguero K propone poner retenciones móviles".
Qué ilusión me haría de que lo dijeran, pero más, qué ilusión de que se las plantaran esta vez sin vuelta.
"Ay es que son distorisvas" (me cubro, a la espera de alguno que a veces pasa por acá). No como el especulador de Chicago, que seguro que es el colmo de la objetividá.
Impecable.
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