domingo, 2 de noviembre de 2014

LAS CONSULTORAS MIENTEN

Algunas no lo saben, pero todas mienten, o sea, dicen algo como cierto, que no lo es, y teniendo todos los elementos para saber que no lo es.

Hay en este momento un debate en Uruguay sobre la conveniencia de regular a las encuestadoras, debido a las enooormes diferencias entre lo que pronosticaron todas y los resultados de las elecciones. Y el debate es realmente importante porque, siendo que las consultoras demostraron "no saber", más aún se desconoce el efecto que la sucesiva publicación de falsedades -en este caso, las cifras de intención de voto- produce en el electorado. Habrá y hay hipótesis para todos los gustos, algunos consultores pueden decir que sus pronósticos equivocados hicieron que por "simpatía" el candidato tal levantara su votación a último momento, que "a último momento tuvieron miedo de perder lo conquistado", etc.

La realidad es que la tarea del consultor/encuestador se hace muy difícil en este momento, casi imposible.

Y la verdad es que es para alegrarse.

Porque la verdad es que la democracia debería ser que todos sus intérpretes, votantes y votados jueguen al mismo juego, con las mismas reglas, estén obligados a cumplirlas y paguen las consecuencias de una forma u otra si no las cumplen. Esto es algo tan sencillo como que los políticos escuchen pero que también lideren, que es su papel. Que sinceren su idea de sociedad y traten de convencer a sus votantes sobre esa idea, y no sobre lo que los consultores les dicen que "la sociedad quiere", y que a su vez, es en realidad lo que "ya sabemos quién" quiere.

Pero me desvío.

Los cambios sociales y tecnológicos han transformado por completo a la sociedad e impiden, de momento, realizar los estudios de opinión pública como se hacían. Antes hacías los sorteos de manzanas en donde encuestar, los sorteos del piso que te tocaba, la puerta que te tocaba, el miembro de la familia que te tocaba, ibas, tocabas el timbre y entrabas. Y si no podías, porque no había nadie, o porque te tocaba alguien que no quería contestar, hacías una "sustitución" usando los mismos métodos aleatorios y conseguías una encuesta. Pero básicamente, las personas vivían en lugares fijos y accesibles, y después, cuando se universalizaron los teléfonos, estos también eran localizables, de un lugar determinado, podías hacer lo mismo que puerta a puerta, seleccionar la manzana, la puerta etc etc. Eso ahora es imposible. No te dejan entrar en los edificios, y todo el mundo tiene celular. Ya no podés seleccionar a quién le vas a preguntar para asegurar que toda la sociedad esté representada. O sea, no podés obtener resultados fiables. y nopodésnopodés. Esos datos NO LOS TENÉS. Entonces, los datos que no obtenés, "te los tenés que imaginar". Je.

Y no hay repuesto, de momento.

Es que encima, las encuestas de intención de voto sufren a la larga, la inevitable confrontación con la realidad.

Y encima, si en el mismo punto temporal 5 consultoras publican resultados diferentes, 4, mínimo, "mienten".

Si hay alguien que sabe esto que le digo, son las propias encuestadoras.

Y los que publican sus "resultados".

A pesar de lo cual, igual los publican.

Las razones por las que lo hacen... "te las tenés que imaginar".

RH

1 comentario:

  1. Muy lúcido tu comentario sobre las encuestas. Pero hay un aspecto por fuera de ellas que concierne exclusivamente a los votantes. Para preferir a un candidato sobre otros, la opción debería ejercerse favoreciendo a quien mejor represente a una solución coherente para una determinada problemática, a quien más se acerque con su prédica al modelo o perfil de país que uno anhela, a quien simbolice con visos de verosimilitud a un auténtico mejoramiento de las condiciones vigentes ... PARA TODOS.
    Y para poder cerciorarse de que un determinado partido o futuro candidato cumple con esas mínimas condiciones que le requerimos para apoyarlo con nuestro voto, LAS ENCUESTAS NO SON NECESARIAS EN LO ABSOLUTO. Sólo atinan más o menos, o directamente mienten o inventan - como bien explicás - con respecto a un porcentaje, a una cifra. Jamás se mencionan las bases de las plataformas más favorecidas por la encuesta, salvo esas engañosas y evanescentes "luchas" contra la inseguridad, la inflación o la corrupción, como si nuestras vidas actuales y futuras sólo dependieran de esos flagelos y no principalmente de políticas laborales, salariales, de salúd, de educación, industriales, de comercio exterior, de relaciones internacionales, etc.
    Yo soy viejo y todo ese andamiaje encuestador me resbala totalmente. Jamás se me ocurriría ver los resultados de alguna de esas compulsas para poder decidir mi voto. Hablaría muy mal de mi y de mi responsabilidad de votante.
    ¡Ah! Y olvidaba a una característica fundamental para no tropezar varias veces con el mismo adoquín: LA MEMORIA. Es infinitamente superior y absolutamente más barata que cualquier encuesta.

    Saludos

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