¿A qué se debe tanto odio?
Porque la verdad, tampoco es que se hayan tocado tantos intereses. Es cierto que por mucho menos se han volteado gobiernos y matado a mucha gente. Pero aún así, tengo la sensación (quitando el caso de Perón en el 55, que sí había tocado muchos intereses y además había fundado una nueva cultura confrontada con la establecida) de que el nivel de acritud respecto de los "volteados" nunca llegó a los niveles actuales.
También es cierto que se había instalado en la sociedad la creencia malsana de que lo natural era la alternancia entre largos períodos de fraude o dictaduras lisas y llanas y cortos períodos democráticos. Así que, cuando algún incauto protagonista de estos últimos se salía de lo establecido en el guión de los otros, era simplemente expulsado; tal vez fuera suficiente un corto lapso en Martín García o ni siquiera eso, a su casa y ya está. Sin rencores.
Quizás, al ser tan corto el plazo no había tiempo para que se construyera una imagen pública tan negativa del individuo o colectivo a expulsar, que diera lugar al odio visceral. No podemos saberlo sobre lo pasado. Por tanto, la pregunta susbsiste.
Pero creo que me he encontrado la respuesta en un reportaje a León Rozitchner publicado en P12 el lunes 5/10/09, que pueden leer acá.
"...(Kirchner) “Traiciona” el secreto, el terror que funda el juego político democrático. A partir de aquí nada, de cualquier cosa que haga, le será perdonado."
El asunto es cómo se sale de esto. Porque debe salirse. Sino, será la repetición, la melancolía... Y ya estoy mayor para eso.
Cómo se deconstruye el odio. Esa es la cuestión.
Ricardo Hausdorff
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