miércoles, 26 de mayo de 2010

Soledad Gallego-Díaz, corresponsal de El País


Luego del corto interinato del ignoto Pedro Cifuentes, de quien nos hemos ocupado aquí, ha vuelto a la carga el inefable tándem Gallego-Díaz/Rebossio.

La perla del día en El País es:

La división política no logra arruinar los fastos del bicentenario argentino

Cristina Fernández boicotea la reinauguración del Teatro Colón


A ver, Gallego Díaz, le pongo la acepción del RAE:

boicotear.
(De boicot).

1. tr. Excluir a una persona o a una entidad de alguna relación social o comercial para perjudicarla y obligarla a ceder en lo que de ella se exige.

2. tr. Impedir o entorpecer la realización de un acto o de un proceso como medio de presión para conseguir algo. U. t. c. prnl.

No pega por ningún lado. Usted sabía que la ausencia de Cristina de la reinauguración del Colón se debió a los agravios recibidos por parte de Macri durante toda la semana previa al acto, desde acusarla de estar detrás de su procesamiento, hasta declarar públicamente su disgusto por la presencia de Kirchner acompañándola.

Con una carta de extremada educación y firmeza, la presidenta comunicó que, ante las declaraciones vertidas, no iba a concurrir.

En ningún caso, ni en la carta ni en ninguna declaración o acto posterior hubo NADA que se asemejara ni de lejos a un boicot.

Por cierto Gallego Díaz, la mayoría de los invitados a la reinaguración conforman LO PEOR de la prensa rosa, del famoseo, de los mediáticos argentinos (parecía Gran Hermano en versión lírica), cosa que para usted no mereció ningún comentario. Esas son las preferencias de Macri; ni Cristina ni nadie del Gobierno hicieron ningún comentario al respecto, era asunto de Macri. La lista de concurrentes habla por sí misma.

Me impresiona escribir esto, pero la verdad es que ni Clarín había llegado tan lejos, por lo menos en lo que hace a este asunto.

Clarín está enfrascado en la lucha por su supervivencia, con los ADN, Papel prensa, etc, tiene motivos para tratar de embarrar la cancha todo lo posible, pero ¿El País, el grupo Prisa en general?

¿Qué le pasa?
¿Qué es lo que hace que los corresponsales que envía sean todos impresentables, manipuladores, casi gorilas de importación? Reemplazaron a Jorge Marirrodriga, que era siniestro, por el tándem Gallego Díaz-Rebossio, que no desmerecen la memoria del susodicho.

A ver Víctor Hugo, Usted que trabaja dentro del grupo...¿qué nos puede decir al respecto?

El País tenía una figura -no sé si aún existe-, el Ombudsman, el defensor del lector. Si ese puesto aún existe, don Ombuds, tome cartas en el asunto, y haga que el grupo Prisa mueva el banco lo antes posible; los lectores españoles y argentinos de El País no se merecen tal grado de desinformación.

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