miércoles, 14 de enero de 2015

PLAN DE INVASIÓN

Primero te fijás qué puede producir el territorio,  negociás con "los pioneros", les comprás todo lo que producen, los elogiás, los tratás como a "uno de los nuestros".

Te llevás a sus hijos a estudiar a la metrópolis.

Fomentás que vaya mano de obra más o menos cualificada, para construir infraestructuras y seguir con la ficción del "uno de los nuestros".

Mientras tanto vas formando fuerzas policiales y militares para asegurar que la prosperidad creada por nuestras iniciativas vaya adonde debe ir y no se despilfarre entre la población local.

Cuando las tensiones inevitablemente se hagan insoportables arrasarás a todos los estamentos que supongan un riesgo presente o potencial para el flujo de prosperidad a la metrópolis. No te detendrás ante nada.

Cuando hayas acabado tu tarea depuradora, dejarás destacamentos de ideólogos e intoxicadores especializados en guerra psicológica, que continúen durante décadas su tarea de alienación.

El flujo de prosperidad a la metrópolis no debe detenerse.

El plan de invasión sigue adelante.

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