La "prensa amarilla" es (la que padecemos) la más sensacionalista, sanguinolienta, desinformativa, mentirosa, poco o nada profesional, que se presenta "independiente", alardeando de lo que está ausente. Eso en un sentido amplio, porque originalmente se designaba así a las publicaciones diarias o periódicas que traían chimentos y hechos que exitaban el morbo popular. Más acá -sobre todo después de la 125 aunque no exclusivamente- el término aparece amplificado como una prensa, o multimedio (cáncer permitido por la antigua ley dictatorial de radiodifusión que defienden inconfesamente muchos) que se opone sistematicamente a toda acción, manifestación, intención, pensamiento o sentimiento relacionable -de alguna o cualquier manera- al gobierno anterior de Néstor Kirchner y el actual de Cristina Fernández. El ícono de este estilo de comunicación es la nave insignia del grupo, el diario "argentino" del instrumento musical que usan destacados músicos uniformados en medio de una batalla (y que apodan "corneta"). Una gran basura.
Los "sindicatos amarillos" fueron aquellos que armaron las patronales cuando compañeros anarquistas y socialistas (allá por el Centenario) trataban denodada y valientemente de organizar a la jóven clase obrera argentina. Los pusieron en vigencia la Iglesia con sus "centros de obreros católicos" y directamente la burguesía criolla o acriollada -nunca se sabe- socia también de los intereses británicos. Su finalidad: romper huelgas, proveer trabajadores (esquiroles) "no sindicalizados" (con los sindicatos de izquierda). Utilizaban hombres y mujeres hambreados y sueltos, desclasados, a los que corrompían poniéndolos en contra de su propia clase. Otra enorme basura.
Dos ejemplos que me bastan (algún compañero podrá agregar otros) para decir que está muy bien elegido el color para identificar al partido de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y también (oh casualidad) al propio gobierno de la ciudad autónoma. Amarillo para mentir sobre la modernización de la educación con docentes despreciados, raciones de comida sojizadas, becas suprimidas o reducidas -acción revertida por la lucha-; amarillo para inutilizar la salud y desproveer a los hospitales pretextando una supuesta "transparencia" administrativa; amarillo para armar la policía metropolitana con sus ex jefes detenidos y/o procesados, sus cuadros y entrenadores vinculados con la mano de obra más que ocupada (eufemismo que vincula lo dicho con la dictadura militar), y como si fuera poco, más amarillo para dotarla de pistolas-picanas tan acordes con la verdadera ideología del elenco gubernamental que lidera Oaky (el hijo inútil del contrabandista Goldsilver).
Y hay más, pero como dije el amarillo me gusta como color y no es justo que los cretinos se lo apropien.
Edelmiro F.
Yo sabía, yo sabía que por algo el amarillo me causaba malestar ultimamente. Ahora entiendo.
ResponderEliminarAdemás el amarillo macrista elegido por su asesor de campaña supongo que debe haber considerado que no sea el prohibido rojo, el nacionalista azul, el ecologísta verde. El amarillo se pretende apolítico. Pero es un amarillo rabioso. Es decir: "no quiero venir a hacer política, esa fea y sucio cosa, pero lo quiero venir a NO hacer, de un modo rabiosamente amarillo" O sea, terminando el buen artículo, "una basura". Pregunta: ¿lo de los sindicatos amarillos fomentados por la iglesia según dice el texto, se les dice así por la bandera papal?
Un abrazo
E.T.