No hay duda de que estamos ante un importantísimo auge de la lorificación; basta encender la tv y nos encontramos minuto a minuto con individuos que piensan cada vez menos y repiten cada vez más.
Como caso extremo de lorificación podríamos presentar el de la señora que pudimos ver en 6,7,8, quien, luego de repetir papagayamente que Milagro Sala "es violenta" sin aportar ningún dato que pudiera justificar esa opinión, calificó a Milagro de "cucaracha". Alguien que completó su zoomorfismo acusa de zoomorfismo a alguien tan humano, que hace cosas casi sobrehumanas. Raro.
En cualquier caso, la lorificación no es el primer zoomorfismo que se instala con éxito en la sociedad argentina; en los 90', una parte significativa de la sociedad, sin distinción de edades, credos y clases sociales sufrió un proceso de ratificación; cuestiones de adaptación al medio en unos casos, de profunda convicción en otros, la cosa es que la mayoría terminó ratificada. Incluso, en un zoomorfismo de dos etapas exclusivo de estas latitudes, gorilas señalados se ratificaron por completo.
Debe señalarse que la ratificación conlleva la ausencia completa de memoria: durante su vigencia el pasado fue abolido por aguafiestas, y cuando el futuro se presentó sin avisar en el 2001, nadie recordaba haber ratificado a la rata* en el 95, hecho que confirma las graves consecuencias de la ratificación.
Ahora, la lorificación. Tuvimos un avance en el 2001: "el riesgo país, trrrt, el riesgo país, trrrt, el riesgo país, trrrt", sin que nadie supiera lo que significaba.
La inseguridad, trrrt, redrado, trrrt, el fondo del bicentenario, trrrt. Muchas veces, como en una letanía, una parte de la sociedad entra en trance, así no se ocupa de las nobles causas.
Dnu, dnu, dnu, trrrt, así no se piensa en el noble dna**.
Lo saben todos los que los tienen cerca: los loros son plaga. Expulsan a todas las otras especies de los hábitats que van ocupando y se multiplican -quién podría decir que casualmente- como ratas.
Es necesario emprender la deslorificación de inmediato; quizás así, también pueda concluirse con la nunca terminada desratificación.
Con los gorilas sí que no puede hacerse nada; lo máximo, que permanezcan en silencio. Y que darwinianamente, por selección natural, se extingan.
R.H.
*Eduardo Aliverti llama a los años de Menem los tiempos de la rata
**adn
Tal cual compañeros! Muy buen post.Saludos
ResponderEliminarEl único problema es que los loros no saben que repiten y lo digo por la gente no por los (in)comunicadores que ponen en pantalla y en audio las empresas para vender su producto, es decir, el desánimo generalizado. Uno diría "la gente es pelotuda". No creo, pero que una cantidad lo es, no tengo duda. Buena entrada.
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