Ahora se sabe que no sólo era que no habían hecho un carajo, sino que financiaron, favorecieron, facilitaron.
Fueron cómplices.
Se me llenan los ojos de lágrimas, pensando en todos mis años allí, y en los que pusieron su vida en manos de quienes, en las sombras, resultaban una amenaza para los suyos, sus familiares, sus compañeros.
Me parte el corazón.
Una vez más la Guerra Civil se muestra interminable, infinita, inabarcable.
Como nuestra eternamente inconclusa batalla de Pavón
RH
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