martes, 16 de agosto de 2011

Ni siquiera los garcas son lo que eran

Imagen P12
Con esto de que cierran la Richmond para poner un local de zapatillas, con la venia y seguramente el apoyo del gobierno de la ciudad, se entienden mejor algunas cosas, y otras, propiamente nada oiga. No sabría decir si no serán las mismas cosas.

A ver si me ordeno las ideas.

Los dueños del local cierran una confitería a la cual iba Borges en particular y el grupo Florida en general. Y a la cual seguían yendo la oligarquía o simuladores o turistas deseosos de sentir aire borgeano, como cuando uno va a los Deux Magots en Paris.

Aparentemente lo cierran para que en el mismo  lugar funcione una zapatillería.

Ahí cerca, por Recoleta, en donde ganó Macri el 31 de julio con el 80% de los votos, acaba de ganar -por menos, pero ganó- Duhalde, que será derechista, pero no deja de ser peronista, por lo menos en su propia Weltanschaung.

Y esta paradoja, con lo que ahora pasa con la Richmond, podría resumirse en el siguiente enunciado.

¡Zapatillas sí libros no!

Díganmen si no é, en la Richmond, donde tantos escritores y artistas, y ahora zapatiyas.

Y ya en el colmo de la paradoja (paradójicamente la Morandini se está perdiendo todo esto), quien intenta impedir el cierre de este local que, qué quiere que le diga, por más que muy literario, siempre bastante garca, es una zurdita (desde la perspectiva recolética, entiéndase), la Lubertino.

O sea, uno con estas cosas puede confirmar una sospecha, que es que la Recoleta fue ocupada por la elite sojanista peronista federal; que los antiguos garcas se fueron. O tal vez se extinguieran y ahora sus fantasmas paseen por enormes departamentos vacíos de Viena y Budapest (dado que Paris también fue ocupada por el sojanismo mundial)

Mientras tanto, Biolcatti, De Angeli y Buzzi siguen queriendo extinguirnos a nosotros. Hay cosas que son inmutables.

RH

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