domingo, 27 de octubre de 2013

"NOS MOLESTA". Lo de CABANDIÉ lo han hecho siempre: en el 2004 Clarín ya usaba su desprecio por los sufrimientos de las víctimas de la dictadura para atacar al gobierno de Kirchner.

La cosa es así. A mediados del 2004 el gobierno de Néstor presenta a Carlos Bettini como su candidato a ocupar la embajada en España, como sucesor de Abel Posse, nombrado por Duhalde.

Carlos Bettini fue un exiliado en España. No me voy a extender mucho; entre otras cosas porque no conozco muchos detalles; reconstruyó su vida, hizo carrera, dicen que era amigo de Felipe González y que se afilió al PSOE; llegó a ser directivo de la IBERIA estatal que posteriormente adquirió Aerolíneas (desconozco el orden).

Sé lo que hizo después: cuando fue nombrado embajador abrió las puertas de la embajada a todos los argentinos que residíamos allí, y que hasta ese entonces habíamos vivido a la embajada como territorio enemigo. Los 25 de mayo pasaron a ser una fiesta de encuentro de todos y todas los que estábamos fijo y los de paso, tanto es así que debo mi matrimonio y mi regreso a la Argentina a esa puerta que Carlos Bettini nos abrió de su casa (en sentido estricto; las fiestas se hacían en la casa del embajador, que era aparte de la embajada, y en esos primeros tiempos en que la Argentina seguía sin un mango él pagaba las empanadas de su bolsillo).

En junio del 2004 se discutía su pliego y la oposición que hasta 10 minutos antes había estado arruinando al país y entregándolo a sus amos trasnacionales, acusaba a Bettini por lo de Iberia u otras cosas de lobbysta de empresas españolas, y, por sobre todo, por tener doble nacionalidad argentino-española.

Y aquí entra Clarín en plenitud, en la pluma de Alfredo Gutiérrez quien, describiendo la respuesta de Bettini ante lo de su "doble nacionalidad" escribió:

"La audiencia tuvo momentos de tensión y, en algunos casos, situaciones melodramáticas. Fue cuando el candidato dijo que "mi Patria está donde está la sangre de mis muertos", en respuesta a los cuestionamientos por la ciudadanía española que obtuvo al dejar el país durante la dictadura y a la que no renunciará."

RAE:

melodrama.

(Del gr. μέλος, canto con acompañamiento de música, y δρᾶμα, drama).

1. m. Obra teatral, cinematográfica o literaria en que se exageran los aspectos sentimentales y patéticos.

Bien.

..."los cuestionamientos por la ciudadanía española que obtuvo al dejar el país durante la dictadura y a la que no renunciará."

Usté lee esto, y piensa que este tipo tuvo un poco de miedo, se fue y llegó a España con la ciudadanía debajo del brazo o que se la dieron cuando bajó del avión. Es más o menos lo que se infiere de lo escrito.

Por un lado les cuento que existe desde hace muchos años un acuerdo de doble nacionalidad con España, como existen con montones de otros países. En el caso de España, después de tres años de residencia legal continuada, optabas a la doble nacionalidad, y era una suerte, porque te ahorraba la incertidumbre de tener que volver a presentar cada tanto documentación que acreditara que contabas con los medios necesarios para subsistir, cosa fundamental en una burocracia tan vueltera como la española de ese entonces. Era una suerte, y a nadie se le pasó por la cabeza el dejar de considerarse argentino por eso.

Pero esto no es lo más importante de lo que cuento. Lo importante es lo otro, la ligereza con la que se despachaba la partida de Bettini: "al dejar el país durante la dictadura"... "se produjo una situación melodramática"

O sea, Bettini, un llorón, que se fue, se bajó del avión y se hizo español.

El jueves 24/10 publicó Página 12 el siguiente reportaje sobre las declaraciones de Marta Bettini, hermana de Carlos:

(Tómeselo con calma)

(Ojo, no se vayan que después sigue)

DECLARO MARTA BETTINI EN EL JUICIO POR LOS CRIMENES COMETIDOS EN LA ESMA

“Eramos felices hasta esta catástrofe”

La mujer relató los secuestros y asesinatos de su hermano, su padre, su abuela y su marido, que era oficial retirado de la Armada. Adolfo Scilingo dijo que a este último lo habían “tirado al Río de la Plata desde un avión completamente consciente, por traidor”.

Por Ailín Bullentini

El exilio es denso, pesado. Y deja sus huellas. A Marta Bettini y sus dos hijas, la huida obligada a España, más de treinta años atrás, las marcó en su superficie –el ceceo y el castellano tradicional en su habla–, pero sobre todo, muy adentro. “En mi familia tenemos cuatro víctimas directas, es decir desaparecidos y desaparecidos y asesinados. En primer lugar, mi hermano, Marcelo Bettini, que fue asesinado el 9 de noviembre de 1976 en La Plata. Mi padre, el doctor Antonio Bettini, puedo decir que fue secuestrado el 18 de marzo de 1977, en la ciudad de La Plata. Mi marido, el capitán Jorge Devoto, secuestrado el 21 de marzo de 1977 en la ciudad de Buenos Aires, y mi abuela materna, María Mercedes Hourquebie de Francese, secuestrada el 3 de noviembre de 1977, también en La Plata”, introdujo Bettini en su historia al Tribunal Oral Federal Nº 5, a la fiscalía, las querellas y las defensas de los genocidas acusados en el tercer juicio que se desarrolla por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico- militar en la ex ESMA. Su hermano, el embajador argentino en España, Carlos Bettini, y sus dos hijas estuvieron presentes en la sala.

La mujer mantuvo intacto durante todo su relato el porte en extremo elegante con el que llegó a los tribunales de Comodoro Py. Sólo flaqueó, aunque en ráfagas, su adoptado acento español, que se vio invadido por el argentino en los momentos de ironía o de más fuerte denuncia: “Mi marido tenía muchos amigos. Tenía, digo, porque luego se quedó solo”. “Todos en la ESMA sabían lo que había pasado con Jorge.” “Saquearon el departamento, lo cual es un detalle menor al lado de la pérdida de vidas, pero en fin... no se privaban de nada.”

Concisa y resumida, plagada de datos objetivos de fechas, horas y nombres, Bettini instaló frente a la Justicia, por primera vez desde que testimonió en el Juicio a las Juntas –lo hizo también durante los Juicios por la Verdad, pero entonces aún regían las leyes de impunidad–, la historia que la atravesó desde sus veintitantos, y de manera permanente.

Su testimonio importa en el tercer juicio que analiza la megacausa ESMA debido a que se presume que su marido y su padre estuvieron allí secuestrados y que el primero, incluso, habría sido víctima de los vuelos de la muerte. Recibió preguntas de la fiscalía y de dos defensas. Su hermano, al otro lado de la pecera de la sala AMIA, la escuchó casi sin respirar, haciendo girar con los dientes un cigarrillo apagado que sólo encendió al finalizar la audiencia.

“Para entender lo ocurrido con mi padre, es preciso comenzar por la muerte de mi hermano Marcelo”, propuso. Estudiante de la Facultad de Agronomía, el 9 de noviembre no volvió a la casa de los Bettini, entonces localizada en la capital provincial. La familia comenzó a buscarlo “por todos lados”. El padre, Antonio Bettini, ex fiscal y profesor universitario, “hizo averiguaciones con la fuerza de seguridad provincial” y lo buscó en la morgue –en donde vio cadáveres con carteles de fecha de defunción futuras– sin éxito. El marido de Marta, Jorge Devoto, que por entonces ya tenía más de un año de retirado de la Armada y trabajaba en YPF, recibió la información de parte de un compañero de la fuerza en Río Santiago que decía que, según un radiograma, Marcelo había muerto en un enfrentamiento en La Plata. Entonces, la Policía Bonaerense sí le confirmó a Devoto y a Bettini padre la muerte del joven, que había sido enterrado en el cementerio local. “Así fue como nos devolvieron el cuerpo de Marcelo, mi marido hizo el reconocimiento”, apuntó la mujer.
“Señora, usted no vaya”

En plan de averiguar el paradero del chofer de la familia, al que “se lo habían llevado” el 17 de marzo de 1977, la familia Bettini se entrevistó con el comisario de la Federal Juan Pochelú, que conocía al ex fiscal. “Vaya, doctor, que le van a dar datos en la delegación de la Federal de La Plata, pero hágase acompañar”, contó Bettini que el hombre le contestó, pero le advirtió: “Señora, usted no vaya”. Fueron Devoto y Battini padre. Era 18 de marzo del ’77. Luego de visitar varias comisarías y cerca de la noche, un auto se interpuso en su camino y a punta de pistola encapucharon al ex fiscal. Tenía 60 años. “A mi marido le quitaron las llaves del coche, le dijeron que esperara tirado sobre el asiento un tiempo y que no dijera nada porque iba a perder como en la guerra”, recordó.

Era viernes. El ex marino se quedó hasta el domingo en La Plata para tratar de averiguar qué había pasado. Arzobispado de La Plata, Colegio de Abogados. El no lo supo, pero ese sábado un grupo irrumpió en el piso del matrimonio Devoto-Bettini y lo saqueó selectamente: “Eran de la Marina porque se llevaron los uniformes de mi marido, los escudos, la espada, además de cosas de valor, claro”. Devoto le contó el domingo todo a su mujer y se comunicó con su primo, Marcos Lobato, quien se había comprometido a acompañarlo a una audiencia en el Edificio Libertad ese lunes con miembros del Servicio de Inteligencia Naval. Ese 21 de marzo, finalmente solo, Devoto concurrió al edificio. “No volvió nunca más, nunca más supimos de él”, sollozó Bettini, que llamó a Lobato para preguntar si sabía algo. “Lo tienen ellos, te van a pedir un rescate, estate atenta. Estas son cosas que pasan”, le respondió el marino. No hubo llamado, tampoco apareció Devoto. Marta Bettini y sus hijas, bebés, viajaron a Uruguay, de allí a Brasil y recalaron en Europa.

“Eramos una familia muy feliz hasta que llegó esta catástrofe que, además de dolor, nos hizo darnos cuenta de la falta de dignidad que reinó en Argentina en esta época”, retomó Bettini. Ya en España, se enteraron de que en junio del ’77, varios familiares mayores de la familia en Montevideo habían sido secuestrados por horas y amedrentados por “gente de las tres fuerzas” argentinas que los buscaban. También desde allí supieron que el 3 de noviembre de ese año secuestraron a su abuela “Meme”: “Le dijeron que si contestaba unas preguntas volvía para el almuerzo”. Tenía 77 años.

Años después, por declaraciones de sobrevivientes y genocidas con cargo de conciencia, pudieron reconstruir algunas cosas. De Bettini padre supieron por boca del chofer que estuvo en el centro clandestino La Cacha y luego, presumen, en la ESMA. En el marco del juicio que lo condenó en España, el genocida Adolfo Scilingo contó que “todos sabían en la ESMA lo que había sucedido” con Devoto: había sido tirado al Río de la Plata desde un avión completamente consciente, por traidor. En 1980 encontraron los restos de la abuela Meme en una fosa común en el cementerio de Avellaneda."

Estos, los narrados por Marta Bettini fueron los hechos por los cuales "Bettini dejó el país y obtuvo la ciudadanía española"

Cuando Clarín publicó aquello, lo de la las "situaciones melodramáticas", yo lo leí, y me sacó. En ese entonces yo no blogueaba, no feisbuqueaba. Pero estaban las direcciones de correo electrónico de los periodistas. Así que esto que hago ahora, practicar el "esto no va a quedar así" un día sí y otro también, lo hacía escribiéndole instantáneamente, de volea al periodista.

Y los periodistas contestaban.

Ésta es parte de la respuesta de Alfredo Gutiérrez a mi carta:

"La palabra "melodramático" fue usada por el propio sr. Bettini. Y no se refiere al hecho de las muertes, sino a USAR ese antecedente para otros fines que nada tienen que ver con la Justicia ni con los derechos humanos, como por ejemplo una su designación para obtener un (alto) sueldo del Estado.

Miles de argentinos fuimos víctimas de la dictadura, muchos murieron, otros no tienen trabajo, y nos molesta que se use esa terrible historia para obtener ventajas personales.

Suena melodramático. De lo contrario, otros miles -que no fueron lobbistas de empresas españolas- también deberían recibir un premio del Estado democrático."

En esta declaración está todo, todo, todo, todo:

"NOS MOLESTA"

El "nos molesta" es lo que desde la noche de los tiempos logró inocular Clarín en la sociedad argentina.

Ese humanismo trucho que rezuma todo el párrafo, la moralina de quien acusa de "lobbista", que es "lobbista" porque "se aprovecha" de su condición de "víctima", pero no duda en "cambiar de nacionalidad".

Lo relatado por Marta Bettini -como lo de Cabandié- son hechos tan terribles como el Holocausto.

Por que -no debe olvidarse nunca- que en el Holocausto fueron torturadas hasta la muerte millones de personas... de a una. Cada sufrimiento fue individual e intransferible.

Sin embargo, Clarín y los suyos logran disociar esto de tal manera que la víctima no coincide con el protagonista actual. El protagonista actual es alguien que se aprovecha del sufrimiento de "ese otro" que Clarín segrega; la persona pasada escindida de la persona de hoy. Cabandié no es el apropiado, los Bettini no son esos que quedaron atrapados en medio de un tornado que se llevó a todos los suyos.

Lo hicieron siempre, lo hacen hoy, y lograron convencer a una parte importantísima de la sociedad de eso mismo: que alguien puede aprovecharse de algo tan atroz: su propio y terrible sufrimiento.

Y son tan hipócritas -hasta el nivel de la psicopatía-, que eso mismo que niegan, que señalan como impostura en Cabandié y Bettini, lo presentan como verosímil, como necesario y comprensible y lo exacerban hasta la desesperación y la violencia en las víctimas de Once, de Cromañon. A ellos los convencen de que son las "víctimas de un Estado impostor", dicen los grandes psicópatas. Y los convocan a enfrentarlo.

Entonces.

Quiero decir y digo que en el 2004 Clarín ya atacaba al gobierno de Néstor; atacar de esa manera a un embajador, era atacar al Gobierno: nunca hubo tal luna de miel; simplemente, desigualdad entre los contendientes: Clarín era el más poderoso. Cuando Néstor igualó un poco las fuerzas, los enfrentó.

Quiero decir también que lo de Clarín, de negar los crímenes de la dictadura a través de la negación de entidad a las víctimas vivas es algo que nunca dejaron de realizar, lo hacen hoy con Cabandié y lo hicieron siempre.

Y también quiero decir que ahora entendemos mucho mejor el mecanismo de sometimiento que instala Clarín, ése mediante el cual logra convertir a los individuos en "la gente". En "NOS MOLESTA" está la clave de todo.


Pero apenas estamos estamos rasgando la superficie del virus; aún quedan años de investigación para encontrar una cura.

PD: Y como reverso maravilloso de esa dificultad para sanar, hoy es 27/10. Dar las gracias por seguir teniendo un nudo en la garganta cada vez que se piensa en ese 27/10.
Y dar las gracias por, más de 10 años después, seguir apasionados. Más todavía que el primer día.

Gracias

RH

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